miércoles, 5 de octubre de 2011

58

Feliz cumpleaños allí donde te encuentres, mamá.

Expresar lo que siento, cuando la realidad de mi día a día me demuestra que no estás aquí, es quedarme temblando sin principio conocido ni fin posible, es faltarme el aire cuando quiero respirar, es llorar sin lágrimas, porque ya no quedan...

Te hubiera comprado hoy un regalito. Te hubiera, como siempre, escrito una postal con alguna de mis frases locuelas, para hacerte reir... Te hubiera llamado por teléfono para que Claudia te cantara su canción preferida; el 'ZORIONAK ZURI'...

Te hubiera mandado una foto de la sonrisa de Alma para contagiarte con su alegría de niña feliz.

Tantas cosas hubiéramos podido hacer hoy...

Y tantas se van a quedar por hacer...

... Que ni el paso del tiempo hace que me acostumbre a vivir sin oir tu voz.

Es como el océano, una sensación de tristeza infinita, que se viste de color azul intenso, brillante, con la ayuda del reflejo del sol, cada vez que oigo a mis hijas reir, cada vez que las miro al dormir, cada vez que las abrazo y las siento cerca, pudiendo oler su cuerpo... Esa sensación que tanto echo de menos... Olerte mientras me abrazabas y me acariciabas el pelo cuando me tumbaba en la cama junto a tí... Ese tan característico 'olor a mamá'.

Se me antoja el recuerdo de tu olor muchas veces.

Eso, creo, también me viste de colores y hace que consiga disfrazar mi tristeza.

Te quiero mucho mamá.

Feliz 58 cumpleaños.

Tu hija.