viernes, 30 de octubre de 2009

Cuentos de hadas y brujas

En todo cuento de hadas, siempre hay una bruja, pues bien, hoy voy a intentar contar que en nuestro cuento, también hay una bruja que últimamente se está apareciendo en escena más de lo que nos gustaría...
Y no es que nunca haya salido en este cuento por ser fea o mala, no, ha sido solo por creer que se iría pronto y no volvería a aparecer jamás... Pero nos acompaña aunque no la queramos cerca.
Justo después de haberte visto por primera vez en Ethiopia, cuando te llevamos del orfanato al hotel, lo primero que hicimos al llegar al mismo fue darte un buen bañito caliente y limpiarte bien bien, sobre todo tu pelo mi vida, que lo tenías bastante raro, como aceitoso... (Creo que os debían hechar algún ungüento o algo en el orfanato a todos, porque era algo general).
Ese primer contacto con el agua no fue del todo bueno, para qué nos vamos a engañar, además, no lo fue en todos los baños que te dimos en Ethiopia... Tuviste que estar ya en tu casa, en tu bañera y con tu aita, para que el primer día aquí ya estuvieses completamente relajada y feliz a remojo!! Fue algo como automático... No sé describirlo... Pero de no querer estar casi con él y menos en el agua, no sé qué te pareció la nueva situación, que te gustó hasta ese extremo: fin a las lágrimas de antes y durante el baño.
Bueno, pues tras ese primer baño, te quedaste dormidita en la cama, con nuestros ojos puestos en ti, observando cada respiración que dabas, cada minúsculo movimiento que tu cuerpecito hacía y admirando la belleza que teníamos la suerte de tener POR HIJA!!
Y ya después, te metimos en la cunita.
Pues bien, tras despertarte, te dimos un potito de frutas que habíamos ido a comprar a un supermercado de Addis, creo recordar que se llama Bamby's, (que por cierto, menuda maravilla de gama de potitos que tenían allí, además de baratos, riquísimos y muy pero que muy variados... Casi ni repetimos en los 15 días que estuvimos ;) y tras este, un poco de jamoncito york que nos llevamos envasado al vacío y ya para la cena, un buen biberoncete de leche que te habíamos comprado con Wende, nuestro representante, (una bella persona del que seguro hablaré más detalladamente en alguna otra ocasión), en una especie de quiosko donde había de todo... Desde productos alimenticios hasta balones de fútbol!
Allí, después de dar bastantes vueltas para encontrarla, pudimos compraros a las tres bebés del grupo leche sin lactosa, (nos habían dicho que los bebés negros solían ser intolerantes a la misma).
Pues bien, te lo tomaste en mis bracitos, agazapadita, acurrucada y empeñada en bebértelo tú solita... (Cosa que nos había dicho un psicólogo experto en adopción y post-sdopción al que fuimos a consultar cositas antes de viajar a por ti, que sería lo que seguramente hicieras y lo que yo, de una forma u otra, tendría que saber hacer que cambiase y que tú entendieras... Que eras muy bebita como para comer tú solita, mi corazón, que eso ya quedaba atrás, que ya estaba contigo tu mamá para darte de comer y para que tú no tuvieras que preocuparte nada más que de succionar y degustar ese rico bibe, que para sujetártelo y dártelo amorosamente ya estaba mamá ahí... Y en cosa de dos bibes más, creo que lo aprendiste fenomenal ;)
Pues bueno, ahí, tan al principio de nuestro cuento, en ese primer capítulo ya creo que empezó a aparecer la bruja...
Tras terminar el biberón y eructar perfectamente, como algo que no tenía que haber entrado, salía todo de un golpe. En una sola bocanada. Todo lo que te acababas de tragar, salía despedido de una forma brusca e inesperada...
Y así fue, para nuestra desesperación y disgusto, (y supongo que para la del persoal de limpieza del hotel, tres chicas encantadoras y cariñosísimas, que cada día nos traían sabanitas nuevas, limpiaban la alfombra...), durante los quince días que estuvimos en Ethiopia, y así, lamentablemente ha sido, durante los casi 11 meses que llevamos contigo en casa ;(
Aunque, tras hacerte mil y una pruebas médicas, para poder así descatar intolerancias, alergias o algún mal físico, y no encontar nada destacable, 'hay muchos niños vomitadores' me llegó a decir un endocrino, pues te llevamos a un médico homeópata, (tras la insistencia, he de decir, de las tías Sonik y Bego :) y éste nos dijo que había algo que te estaba haciendo daño, sin que seas intolerante del todo y era; la leche!!
Ahí, durante unos cuantos días, me atrevo a decir que un par de semanas, la bruja de este cuento se marchó!!
... Pero ha regresado.
Y creo que no de una forma habitual, porque desde que tomas leche y yogures biológicos de soja, carne y jamoncito y pavo sin leche y demás, tu estómago ha asimilado estupendísimamente la alimentación, has empezado a engordar por fin, (en estos 10 meses casi no habías cogido ni 2 kg. de peso), y cada vez comes más cantidad y más sólido...
Ay pero brujita, por qué has vuelto? Por qué no te quedas en el bosque haciendo tus pózimas y te olvidas de que este cuento existe?
Llevamos, tras dos semanas como digo estupendas en cuanto a tu alimentación se refiere, otras dos con bastante tensión y preocupación... Porque te ha entrado la manía de, cada vez que te dejo en tu cunita a dormir, tras haberte hecho 'el ritual' de siempre, (te acuno un poquito en mis brazos para que te tranquilices sintiendo a tu mami cerca, te doy muchos besitos y te susurro una canción cerca del oído bajito bajito, para después dejarte en la cuna, taparte, y darte tus tres chupetes, uno para que lo succiones, y los otros dos para que los cojas uno en cada mano. Tras eso, el Winnie de Poh que tienes en la cabecera empieza a cantar su cancioncilla de cuna, con una luz que cada vez se va haciendo más tenue hasta que se apaga del todo, (que lo llevamos a Ethiopía para que ya desde allí te quedara claro que Winnie significa dormir), y mientras que la canción de marras suena, te suelo acunar levemente, a veces ni eso...
Pues bueno, eso había servido hasta hoy para que te quedaras completamente tranquila y te durmireras mientras tanto, o ya solita después a tu propio ritmo... Hasta que como digo, desde hace dos semanas, cuando Winnie acaba su canción y te quedas en silencio y a oscuras, empiezas a llorar llamándome, para pedirme 'piz' primero, para decirme 'pupu' después y, tras tres visitas de mamá a tu habitación y tras advertirte que si sigues llorando, como mamá también necesita tiempo para cenar, etc, que no va a poder venir más y te vendrá a quitar los tetes, pues tú sigues llorando más aún, fuerzas la máquina y provocas el vómito...
De esa forma, claro, mamá tiene que venir de nuevo a 'deshacer el entuerto'. Meterte en la bañera, volver a ponerte ropa limpia, limpiar el suelo, la cuna, quitar las sábanas y volverlas a poner limpias...
Otro ritual que se ha convertido ya en auténtica pesadilla para mí, niña de mi vida...
He probado a dejarte con el vómito encima durante media hora, porque como no te gusta nada mancharte y eres muy tiquismiquis para eso, ver si así lo dejas de hacer sólo por el hecho de no estar sucia... Nada.
He entrado en tu habitación de color morado y sacando humo verde por las orejas... Nada.
He entrado en la habitación en absoluto silencio y con una pasividad pasmosa, sin darle importancia al asunto... Nada.
Ayer durante la siesta fue el último capítulo donde nuestra bruja tomó de nuevo protagonismo tras haber también aparecido la noche anterior...
Esperemos encontar un final felíz a este cuento, que de momento, de cuento felíz no tiene nada.
Pero por encima de todo quiero que sepas bebé de mi vida, que aunque tu mamá se ponga de color morado, le salga a veces humo verde por las orejas y te deje solita y a oscuras durmiendo en tu habitación, siempre será el hada que vele por tu felicidad e intente con todas las fuerzas de su corazón que las brujas no aparezcan en tus cuentos.